
Sentir culpa después de comer es más común de lo que crees, pero no es saludable. La culpa surge cuando vemos la comida como “buena” o “mala”, olvidando que alimentarse es una necesidad, no un castigo.
Practicar la autocompasión es el primer paso. Pregúntate: “¿Qué necesito ahora? ¿Comodidad, descanso, energía?” En lugar de castigar tu cuerpo, escúchalo con curiosidad.
Replantear el diálogo interno (“Comí más de lo planeado, pero sigo cuidándome”) ayuda a recuperar la paz.
👉 Comer bien también significa hacerlo con tranquilidad emocional.
Referencia:
Tylka, T. L., & Kroon Van Diest, A. M. (2013). Intuitive eating and its correlates among college women. Journal of Counseling Psychology, 60(1), 137–145. https://doi.org/10.1037/a0030893
Deja un comentario